EL LADRÓN DE PUNTOS: Consejos para que te roben lo menos posible.
Eso es lo que soy, un ladrón de puntos. Cuando corrijo un examen básicamente lo que hago es robarle puntos al alumno.
Me confieso, llevo poco más de 30 años dando clase. Alrededor de 150 alumnos por año de secundaria y bachillerato (5-6 grupos). A lo largo de un año, se realizan al alumno más de diez pruebas entre exámenes trimestrales y controles de temas individuales. La media de mis alumnos es posible que a lo largo de este tiempo sea en torno a un 6 (soy de Matemáticas, Física y Química). Según esto y por término medio he robado cuatro puntos en cada prueba a cada alumno. Esto a lo largo de estos más de 30 años hacen un total de:
4 puntos x 10 pruebas x 150 alumnos x 30 cursos = 180 000 puntos.
Con estos 180.000 puntos he generado no pocos disgustos familiares, muchos alumnos no habrán podido entrar en la carrera que deseaban, algunos se habrán quedado castigados, conseguido menos regalos de Reyes, se habrán perdido privilegios familiares… todo un conjunto de tragedias.
Cuando un alumno se enfrenta a un examen, comienza la prueba con un diez y nosotros, los profesores, al corregirla, vamos robándole puntos en función de los no aciertos que va teniendo.
Aprobar un examen no debería ser difícil, ya que se aprueba con la mitad del examen realizado correctamente. Esto es algo que no debería olvidarse: suspender una prueba es no llegar a tener controlados ni siquiera la mitad de los conocimientos que abarca, la mitad.
IR A «APROBÉ CON UN CINCO… BIENNNNN….!!!!»
Seguro que como padres, profesores o incluso como alumnos siempre hemos oído eso de “me suspendió por un signo”. Básicamente no es cierto. Porque por un signo se pueden robar un punto, un par de ellos, pero no ¡seis puntos!.
Podríamos entrar también en eso de que “me suspendió….” Tampoco es cierto… suspendiste tú solito, con lo que debe decirse: “suspendí por un signo…”, pero es imposible!, no tiene remedio los alumnos van a seguir diciendo “me suspendió!” y no hay nada que hacer, garantizado!
En matemáticas, física y química, si utilizamos alguna fórmula de matemáticas, ley de física o química, deberíamos ponerla; si además tiene nombre propio, indicarlo con comentarios del tipo: “…utilizando la segunda Ley de Newton, que dice…” ; “…utilizando la fórmula de resolución de ecuaciones de segundo grado…”; “…utilizando la expresión que resuelve el producto notable: cuadrado de una suma…”; “…aplicando el teorema de Pitágoras…”
Y super importante. dejar constancia de los pasos efectuados, no comernos ningún paso, no sólo porque aumenta la probabilidad de equivocarnos, sino para que si cometemos algún error ridículo (signo, despejar mal, operaciones a mano o con calculadora…), el profesor pueda darse cuenta de que es “un despiste”, que no se trata de un error conceptual o de base grave. Si sólo ponemos el resultado final y no es correcto, la pregunta tiene un cero; sin embargo si le damos al profesor la oportunidad de ver el proceso que hemos seguido con detalle, de ver que conocemos las fórmulas de las que partimos, que utilizamos razonamientos adecuados, que sencillamente nos hemos despistado, posiblemente consigamos que nos descuente menos por los errores que cometamos.
Cuando un ejercicio está bien, está bien. Cuando está mal nos la jugamos con el profesor, que comienza un proceso de hurto de puntos: dependiendo de la importancia del error cometido, nos robará más o menos puntos. Cuanto más documentado esté el ejercicio más probable es que nos roben menos.
Ser ordenados y limpios en la ejecución de los ejercicios. El 90% de los alumnos que sacan buenas notas son ordenados y limpios en la redacción de sus pruebas. Seguro que es por una cuestión de madurez académica general, de competitividad del alumno y muy posiblemente, cuando la prueba la realizamos ordenadamente, disminuye muchísimo la posibilidad de errores por despiste.
Cuando un examen está limpio y ordenado es más fácil de corregir, con lo que conseguimos poner al profesor en una situación «favorable» ante nuestra prueba. Además, cada vez son más los profesores que directamente por falta de orden y limpieza bajan la nota.
Interpretar los resultados obtenidos, comentando si son lógicos, disparatados, posibles… Por ejemplo cuando resolvemos un sistema de ecuaciones que trata de personas, si nos dan resultados decimales (1,2 personas…) y por más que revisamos no vemos ningún error, por lo menos aclarar que “no es lógico el resultado, con lo que puede existir algún error en la ejecución del ejercicio o incluso en el enunciado”, suele sorprender al profesor, que lo valorará positivamente. Si calculamos velocidades de un ciclista y nos da unas cantidades nada lógicas, indicarlo.
Muchos alumnos en esta situación de resultados “disparatados”, sencillamente tachan el problema. Tremendo error, ya que aunque un ejercicio esté mal, si interpretamos y comentamos el resultado del modo que comentamos por lo menos rasca algún punto en la mayoría de los casos. Hay incluso muchos ejercicios que estando mal, los argumentos utilizados a lo largo de la ejecución y la interpretación de los resultados, aunque erróneos, han conseguido la máxima puntuación en un examen.
Un ejercicio en blanco sienta muy mal a un profesor, no dejar nunca un ejercicio en blanco. Seguro que algo podemos hacer, comenzarlo aunque sea de modo incorrecto o sabiendo que va a quedar incompleto. Nunca dejar un ejercicio en blanco. “Los ejercicios en blanco descuentan”, o así debería ser.
Cada día vemos más alumnos que cuando se enfrentan a un examen su primer objetivo es acabarlo cuanto antes, lo entregan sin revisar y no se entretienen en poner pasos, aclaraciones al proceso, interpretación de resultados… Por favor, es como estar toda la mañana haciendo un potaje y dejar al final que se queme. Lo que hemos estudiado (mucho o poco) se verá reflejado en ese documento que tenemos que venderle al profesor por el máximo precio que podamos conseguir.
Si hay tiempo la mejor manera de revisar un ejercicio es hacerlo de nuevo. Con frecuencia al revisar un ejercicio de matemáticas física o química sobre lo escrito caemos en el mismo error.
Hoy en dia, prácticamente en todos los cursos se descuenta por faltas de ortografía, cuidarla y ante la duda, elegir otra palabra!
Ah…! Y aunque parezca una tontería, he podido observar que cuando un alumno usa las dos manos para teclear en la calculadora, aumenta la probabilidad de equivocarse. Definitivamente, parece una tontería, pero mejor si se usa sólo una mano y un dedo.
Y espero que nadie se moleste por esto, pero cada vez más se observan en clase esas uñas postizas super largas… hay que tener cuidado con ellas, porque cuando vamos a teclear un 2 en la calculadora corremos el riesgo de teclear el 5…
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